EL CASO DEL HOMBRE PRIMATE

Lo encontraron en las selvas de Borneo, cuando todavía no tendria los 20 años.

Igual que los casos de Tarzan y El libro de la selva, subsistió gracias a los monos, en este caso los orangutanes .

Son estos monos muy ágiles y tienen unos brazos muy largos aunque carecen de cola prensátil.

A diferencia de los otros dos casos, éste se amoldó mucho más al entorno y padres adoptivos. Lo primero que hizo es, no crecer y si, desarollar brazos y cola, bueno, la cola fué otra...

Indalecio, que así le puso su descubridor en memoria de su madre Indalecia, a quien le recordaba mucho por la barba, medía de cabeza al suelo solo unos 90 cm , no así los brazos, que cada uno, hacía más de 1metro.

Enseguida se puso a estudiar y destacó como eminencia en biología y en el conocimiento del daño de la desforestación que se practicaba en varias selvas, entre ellas la suya. Fué destacado representante de los monos y simios en general, luchando por muchas reivindicaciones, entre ellas la de poder casarse siendo del mismo sexo.

Precisamente por aquellos dias en que le conocí, se hablaba de él, como principal candidato al Premio Nobel del medio ambiente.

Se casó con una mujer rubia impresionante de metro ochenta, la cual, enseguida que se enteró de que habian descubierto un hombre mono con una gran cola, dijo:

-Este Tarzan no me lo come nadie... i se casó por poderes sin haberlo visto en persona.

Después de la primera decepción, quedó como ausente durante unos dias, pero se conformó al encontrar compensación. De momento aun no tenian monos, quiero decir hijos. Fuí a verlo a una cabaña en medio de la selva.

Iba con bata blanca y aparte de la estatura parecia totalmente un científico botánico, con sus gafas y su microscopio, el cual llevaba siempre consigo.

No tocaba mucho el suelo, y era en la lámpara del comedor donde pasaba el mayor tiemp, o en una especie de laboratorio allí instalado.

De forma campechana y de un bote, se puso en mi hombro a comer cacahuetes, mientras leia una revista cientifica. Tosí un poco y se dió cuenta de mi.

-Perdone, pero como que aquí no recibimos demasiadas visitas... dijo con una voz grave y una dicción perfecta digna de un catedrático.

-Le presento a mi mujer “Altas ramas”

Le habia puesto aquel nombre porque desde su punto de vista aquella preciosa y alta criatura lo atraia como las ramas mas altas de los grandes árboles.

Un momento en que se fué al laboratorioo, ella me confesó que precisamente si algo no le agradaba de su marido, era tenerlo que llamar a las altas ramas, donde se encontraba de lo mas a gusto con sus amigotes.

Tambien me confesó que le ponian frenética los piropos y silbidos que el Indalecio dirigia a las jovenes simias... ella no era celosa, pero bien que ella se aguantaba en no hacer caso a mas de un orangután de buen ver que la rondaba...

Dudé de si aquello eran insinuaciones de que estaba hasta el gorro del Indalecio, pero enseguida que el volvió, se puso amorosamente a buscarle piojos.

Pasado un tiempo me enteré del número que montó al recibir el Nóbel, al subirse y columpiarse de puro contento, por todas las lámparas del recinto con sus estridentes gritos de jungla.

Dr. Berruga