Los extraños relatos del Dr. Berruga

El caso de la mujer sin brazos


Aun no tenia yo el doctorado cuando conocí a aquella mujer. Joven, guapa, muy alta, con piernas largas dentro de unas proporciones de cuerpo atraientes, tenia la desgracia de no tener brazos.

De muy pequeña los perdió en un accidente pero, para ella, no era ningun obstáculo hacer todo tipo de actividades.

Tenia una belleza estática en la cara, desconcertante. De unas facciones perfectas y un cutis pálido, fuera de lo comun, parecia una estátua de mármol.

Mostraba siempre una expresión seria y ausente, en que no moíia un solo músculo de la cara. Casi no hablaba, solo te miraba como queriendo entrar en tu mente.

Lástima que aquel cuerpo y aquella personalidad, no estuviese acompañado de una actuación más de acorde a su cara, en cuanto a lentos y relajados. El cuerpo, de golpe, era lo contrapuesto a la cara !

La falta de los brazos desde tan pequeña, la habia inducido a movimientos ágiles y rápidos al hacer las cosas.

Tenia un fuerza y una rapidez en las piernas que te paralizaba.

Derecha y quieta delante de ti, de golpe, rápidamente, y en menos tiempo en que lo explico, dejaba el zapato en el suelo, levantaba la pierna a la altura de la cabeza y con el pié sacaba del bolso que llevaba colgado al hombro, un paquete de cigarrillos, sacaba de él un cigarrillo y se lo ponia al labio, encendiéndolo antes pensases tu en sacar tu encendedor, y acababa aun ofreciendo el paquete a todos. Si aquel dia llevaba pantalones, todo bien, pero si iba de falda acampanada, te olvidabas del encendedor, del cigarrillo y de cerrar la boca.

Un dia, fuimos invitados a una fiesta. De golpe, solo entrar en la sala, se giró y pegando un bote hacia mi, me encontré bailando con ella, sin tocar ella el suelo, con una pié en mi cogote y yo cogiéndole el otro pié como si fuese su mano.

Otra pesona faltada de brazos, hubiese continuado con las pies en el suelo, bailando normal, aunque sin poderse agarrar, peró ella, lo suplia tan radicalmente, que sus piernas, eran en realidad sus brazos, y sus pies, sus manos.

Lo tenia tan asumido, que lo hacia toda seria, impertérrida como lo más natural de mundo Y algo debia de influir en tu mente, que encontrabas aquella posición, como la más natural del mundo.

Al cabo de un rato de quedar la gente paralizada y los músicos haber dejado de soplar, nos aplaudieron. Para algunas cosas era una joya...

Una vez, de noche, nos acorralaron cuatro chorizos para robarnos, y aun no habia yo comenzado a implorar que no nos hicieran daño, que ella de cuatro únicos golpes de talón ya los habia dejado todos en tierra. Haciéndome aire con una pierna y pasándome un pañuelo mojado en la frente con la otra, no tardé en reaccionar.

El dia en que nos separamos, pues yo tenia que volver a la facultad, de golpe y de un salto, pero desde bien lejos, me cogió del cuello con la pierna derecha y me clavó un beso de lo mas apasionado.

Estábamos en el muelle y suerte que no tocaban nada de música, sino ya me veo subiendo la pasarela del barco haciendo giros paso tango, con ella abrazada a mi cuello cual salvavidas.

Lástima, lástima aquesllos mivimientos tan imprevistos y tan rápidos... y mas, cuando a veces ni remotamente los podias preveer... Tanta belleza y majestuosidad, se iban al traste cuando en más de un arrebato en que me cogia de improviso, rodábamos los dos por el suelo mientras ella seguia acariciándome la cara con sus pies...

¡¡¡ Encima, aun era ella la que ayudaba a levantarme... !!!

Dr. Berruga