PLUTÓN: UNA RE-VISIÓN DEL INFIERNO

Primera parte     Por: ENRIQUE ESKENAZI    

Transcripción literal por Luis Gisbert del seminario que tuvo lugar el 21 de Febrero de 2004

En la tradición astrológica, se interpreta a Plutón (el planeta, esto es: el dios) como "muerte y renacimiento", con énfasis en el aspecto del "re-nacimiento". Regeneración. Este "renacimiento" es entendido como un "triunfo de la vida sobre la muerte", como un "volver a la vida", enriquecidos -desarrollados, crecidos- por la experiencia de la muerte.

Vivimos en un tiempo obsesionado por la idea (formulada como un "ideal") de "avance", "progreso", "desarrollo", "enriquecimiento", que tanto en la psicología como en las llamadas disciplinas esotéricas (por ejemplo la astrología) o espirituales, se manifiesta por programas y aspiraciones de "crecimiento", "integración", "superación", "rendimiento": se trataría de "crecer" a partir de las dificultades, cuando no de "superarlas", a fin de hacer la propia vida más "rica", más "entera", más "plena".

Pero en un curso sobre Plutón (el Hades de los griegos), el señor del submundo, tal vez lo que uno pueda poner en cuestión es justamente esa manera de ver la vida como algo que avanza, que progresa y que es conquista, en definitiva: que debe aprovecharse o es "aprovechable".

Más que el símbolo, nos interesa aquí la mirada de Plutón, una mirada desde la cual se ponen en cuestión las miradas desde la superficie de la vida, las cuales se revelan precisamente como "superficiales" y, por ello, carentes de "penetración", O sea, que sería un contrasentido querer acercarse a lo que los antiguos llamaban el dios del submundo, que por lo mismo rige y se presenta en la profundidad y no en la superficie, preservando a la vez expectativas superficiales.

Quizás sea eso lo que ha pasado con este antiguo dios, quizá todo lo que se dice actualmente de Plutón se dice desde un mundo que no toca la profundidad, se dice desde el mundo "de arriba", sin advertir que la mirada del mundo de arriba trivializa, no abarca, no da espacio e incluso lastima, ofende, hiere al mundo "de abajo". De ahí que esta tarde tengamos que poner en suspenso todas estas ideas de muerte y renacimiento, regeneración, crecimiento, victoria final sobre la muerte,  porque probablemente si hacemos un viaje con Plutón, después de este viaje veamos que estas ideas aparentemente tan estimulantes ocultan sin que uno lo comprenda juicios nada estimulantes.

Este seminario solamente aportará destellos. El tema no se puede liquidar  en un curso de un mes y por lo tanto no vamos a por un sistema de idea.  Pero bueno, con salir cuestionado e inquietado ya es más que suficiente.

El material astrológico sobre Plutón es, desde nuestro punto de partida, absolutamente desechable, porque los astrólogos hacen astrología pero no se cuestionan desde dónde hacen astrología y por lo tanto habría que comulgar con su visión del mundo para aceptar sus interpretaciones, pero como vamos a poner en cuestión esas visiones del mundo, dejamos la astrología fuera.

En realidad el ámbito donde habita Plutón es en el ámbito de los mitos, o el ámbito de los dioses; hay que ir a buscarlo directamente ahí. No a la teología, no a una religión articulada, no a una concepción para la que hay "cosas" tales como dioses, sino a la mitología, que es una narración imaginaria donde los dioses no son cosas sino que son imágenes, y en este sentido pueden seguir teniendo vigencia todavía hoy desde lo imaginal o desde la imaginación.

Quiero decir que tal vez nuestra vida, aunque no nos demos cuenta, se basa en muchas imaginaciones, no del todo conscientes, donde se encuentra precisamente la obra de los dioses de la mitología que generan y son símbolos, alegorías, y -ante todo- puntos de vista y maneras de situarnos

Para esto hay que remitirse a la mitología, pero aparte de remitirme a la mitología, me he remitido también a otras fuentes, sobre todo a la filosofía griega. Estamos hablando de Plutón-Hades que es un dios griego, y por lo tanto no bastará tomar en cuenta solo al pensamiento de Homero, Hesíodo, que son los que re-cuentan los mitos, sino incluso al pensamiento de filósofos cuya manera de pensar muestra rasgos de Plutón; sobre todo uno, llamado “el oscuro”: Heráclito de Efeso, recordando que uno de los rasgos de Plutón es la oscuridad. En parte por la oscuridad que se manifiesta en las afirmaciones de Heráclito, es el filósofo al que regresan los grandes pensadores, cada vez que se trata de poner en cuestión los supuestos esenciales.

Cuando Hegel quiso re-fundamentar la filosofía, regresó a Heráclito. Cuando Nietzsche quiso hacer una crítica de la moral y los valores, regresó a Heráclito, cuando Marx quiso revisar el pensamiento filosófico en tanto que capaz de aprehender y transformar la realidad, regresó a Heráclito, cuando Freud descubrió la profundidad de la psique, regresó a Heráclito, cuando Jung habló del alma como un conjunto permanente de antítesis, regresó a Heráclito y nosotros vamos a tomar también en cuenta a Heráclito porque su pensamiento nos puede poner en contacto con la oscuridad, que es el profundo reino de Plutón/Hades.
Aparte de Heráclito habrá algo de Platón, y el pensador que más fielmente preserva este discurso hoy, es James Hillman, que en toda su obra habla de esto y que precisamente tiene un libro entero dedicado al submundo: “El sueño y el submundo”. Gran parte de lo que digamos en este seminario está inspirado en esa obra. O sea que fíjense cuán remota es la historia a la que nos remontamos, y que sin embargo atraviesa Occidente hasta ahora.

En la mitología hay muchas maneras de contar historias. Homero en la Odisea y en la Ilíada habla de Hades o Plutón como "el señor del submundo”, y así se le ha llamado porque así se entendía a Hades también: el ámbito del infierno. Pero hoy en día cuando se oye la palabra "infierno" es inevitable que se evoquen connotaciones teológicas de castigos eternos, fuegos inextingible, dolor y remordimiento, pecado y culpa. Se entiende así el infierno como lo opuesto a cielo; el cielo es un lugar para los buenos y el infierno para los malos. O sea que hoy en día la palabra "infierno" está llena de implicaciones morales: castigo, culpa, maldad, error, lo opuesto al que "se porta bien" y obtiene premios: trascendencia, paraíso, goce, disfrute.

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